Están
tocando a muerto las campanas
allá
donde duermen esperanzas.
Y
tocan a muerto las campanas,
aquí
donde ya no quedan ansias.
Cubre
la noche las fosas con sus estrellas apagadas.
Caminan
los hombres con la cabeza gacha
y
la congoja de quienes tienen negada el
alba.
Llega
volando una paloma portando en su pico
una
rama que en páramo abierto, y con fe, clava.
Y
allí la deja al albur del viento, el sol y el agua.
No sé si se refiere a la realidad de estos últimos días o no. Pero podría hacerlo. Es un bello y terrible poema. Con ese frágil hilo de esperanza al final, dejada al destino del nuevo día.
ResponderEliminarMuy bien hilvanado, casi oigo una música entre los versos. Espero que podamos levantar la cabeza gacha en ese páramo abierto que es el mundo.
Un abrazo.
Agudo como siempre, Igor. No está hecho pensando en Paris, pero lo allí acontecido provocó el que lo publicase. Parecía oportuna la fecha.
EliminarTu comentario alegra , estimula y se agradece. Y lo de levantar la cabeza... necesario será ejercitar mucho el músculo.
Un abrazo.