De
anchura y profundidad
inacabadas,
nace el río
en
su propia agua.
Nosotros,
como él,
somos
agua de la nada
y
la parte arrastrada.
Somos nosotros el río que
va
siguiendo su cauce:
todo
lo acoge y todo lo atrapa;
es
el mar su destino,
pero
ignora a que distancia.
Buenísimo. Breve y contundente. Muy bueno. Insisto.
ResponderEliminarSí, creo que la brevedad es característica a destacar. Gracias, Julio.
EliminarEse "ignorar a que distancia" cuánta vidilla que nos da. Como en este hermoso poema también creo que somos agua, nada, algo en movimiento y parte arrastrada. Todo mezclado, todo confuso, excepto ese destino, el mar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es de los poemas que más satisfecho me dejaron: requiere del lector un pequeño esfuerzo de comprensión, dando a cambio un pensamiento global en pocos versos. Y al final el mar, siempre el mar. Si fuese tuyo sería el bosque...Hay cosas que no pueden cambiarse.
EliminarUn abrazo.
Ese "ignorar a que distancia" cuánta vidilla que nos da. Como en este hermoso poema también creo que somos agua, nada, algo en movimiento y parte arrastrada. Todo mezclado, todo confuso, excepto ese destino, el mar.
ResponderEliminarUn abrazo.