Algo que oigo frecuentemente a españoles recién llegados a Glasgow es que el acento local es muy duro. Este es un mito que, como tantos otros, tiene residuos de realidad.
El acento escocés mantiene coincidencias con otros celtas como el irlandés o el gallego. Por ejemplo, según quién lo hable, puede sonar como un dulce susurro ("Aló nas tardes sombrisas, aló nas tardes escuras, fanse máis cortas as risas, máis negras as desventuras"), o más bestia que abrir la cerveza con los dientes (e se non che gusta vas rañar ó carallo ca puta que che pariu). Otro rasgo común es la popularidad del gruñido. No se usa una frase o palabra si llega con una interjección. Cierta compañera de trabajo escocesa mantiene conversaciones telefónicas de hasta dos minutos diciendo sólo "ajá" y conozco a más de un gallego que se las apaña igualmente cambiando la entonación de "bueeno". En Escocia, gruñidos locales incluyen "aye" (pronunciado "ae" y que significa "si") y su versión más autoritaria, "och aye" (pronunciado "oj ae" y traducido como "desde luego"). No salga de casa sin ellos.

Sin embargo, cuando un emigrante dice que el acento de Glasgow es difícil, para mi es como oír a un americano quejarse de lo mal que hablan los asturianos el español cuando hablan bable. Porque en muchos barrios no se escucha inglés, sino Glasgow patter, Glaswegian o "Glesga", que
no es un acento, sino un dialecto del idioma escocés.
Algo que contribuye a la confusión del recién llegado es que el Glasgow Patter tienen influencias inglesas. Algunas palabras sólo cambian en la pronunciación, como eejit (de "idiot", idiota), hoose (de "house", casa) o yersel (de "yourself", tu mismo). Otras más puñeteras suenan igual, pero no mantienen la definición, como baltic (muy frío), pure (muy), hen o bird (ambas significan chica o mujer). También están las que suenan parecido al inglés, pero no significan lo mismo, como jus (de "juice", zumo, pero que significa refresco) o mintit (de "minted", mentolado, que quiere decir rico o millonario).
Para rematar la faena, tenemos palabras en escocés y gaélico, como "cludgie" (retrete) o "wee" (pequeño).
Al igual que en otras regiones celtas, el segundo idioma está tan infiltrado que muchos lugareños no son conscientes de estar hablándolo. Escribiendo este artículo, me he dado cuenta de que yo misma lo uso. Eso no quiere decir que lo domine. En ocasiones veo pacientes en el hospital con cara de perdidos y no me acerco por miedo a no entender lo que pregunten y empeorar la situación.
La gente de Glasgow es consciente de la confusión que su dialecto genera.
Cuando una amiga de Cádiz recién llegada quiso ir al baño en cierto pub, tuvo que volver a la mesa para que un amigo le aclarase si su puerta era la de "laddies" o la de "lassies". Era la de lassies.
En el 2009, la empresa Today Translations ofrecía por primera vez los servicios de un
traductor inglés-glesga. Ese mismo año, la compañía de autobuses First Glasgow inició un
curso de idiomas para sus nuevos conductores del Este de Europa, que por fin pudieron mantener conversaciones como:
"Gie us an aw day tae the toon, I'm going for the messages"
INGLÉS: Give me an all day ticket to the town, I am going shopping.
ESPAÑOL: Dame un billete al centro ciudad para todo el día. Voy de compras.
"Nae borra, big man."
INGLÉS: No bother, big man.
ESPAÑOL: Sin problema, hombre.
No se puede hablar del Glasgow patter sin acordarse de Parliamo Glasgow, el sketch de Stanley Baxter en el que interpreta a un académico inglés analizando el dialecto. A mi me cuesta seguir el diálogo, pero junto con series como
Chewing' the Fat y
Still Game, sigue siendo un buen ejemplo de la diferencia entre el escocés y el inglés.
Así, si alguien te dice que el "acento" de Glasgow es duro, la respuesta más apropiada es:
Thats Glesga, ya numpty.