La Necrópolis de Glasgow es un cementerio victoriano en la colina junto a la Catedral de St Mungo. Se creó en 1831 como forma de dar salida a un terreno pedregoso en el que no se podía edificar. Tiene una extensión de 34 acres (15 hectáreas) en las que se han enterrado cincuenta mil personas en más de tres mil quinientas tumbas, mausoleos y panteones.
Algunos de los monumentos funerarios fueron creados por los mejores arquitectos de la época, como Alexander Thomson "el Griego". Charles Rennie Mackintosh o John Bryce, lo que contribuye a la atmósfera de grandeza que cabe esperar del último lugar de descanso de las familias más afluentes de la segunda ciudad del Imperio Británico.
Hoy la Necrópolis sufre el deterioro lógico de un clima duro como el escocés y la situación en una colina desprotegida, pero su grandeza perdura. Pasear entre sus tumbas sigue transportando a los mundos de Allan Poe, Henry James o Bram Stoker.
Me gusta esta imagen, mezclando las dos ciudades.
Pero, ¿A qué no sabes quién está aquí? Si hombre...
La estatua que he estado enseñando esta semana es el mausoleo del inventor de la lejía en polvo y creador de una dinastía, Charles Tennant. Hoy nadia recuerda su contribución a la química pero ha conseguido la inmortalidad gracias a una de las tumbas más comentadas de la Necrópolis. Según historiadores, representa a un septuagenario deteriorado por toda una vida expuesto a agentes tóxicos, pero no conozco a nadie que al verla no se pregunte qué hace ese borracho ahí.