Los años anteriores he presentado en este blog imágenes idílicas de calles y tiendas decoradas con gusto y bañadas en luz (ver
aquí,
aquí,
aquí y
aquí). Siguen ahí, las disfruto, pero de vez en cuando hay que variar.
Por
varios motivos, la Navidad en los escaparates escoceses empieza a principios o mediados de Octubre, según ande la economía. A finales de Octubre los amantes de
Halloween ven como calabazas, brujas, arañas y los colores negro y naranja van siendo sofocados tienda a tienda por renos, muñecos de nieve y el barbudo obeso, que embadurnan los escaparates de rojo y verde.
La conquista de la calle es inexorable. A principios de Noviembre quise renovar parte de la biblioteca de mi descendiente. Llego a la librería buscando acción, drama y aventura que luego encontrar en español y me encuentro esto:
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Librería, sección preescolar, Noviembre |
Ho, ho, ho, la madre que los parió. Recuérdenme que zurre al próximo que me venga promocionando la compra en negocios locales.
Viene Diciembre y empieza a ser aceptable poner el árbol e incluso oír villancicos. Aquí torturan con clásicos ochenteros tipo "Last Christmas (I gave you my heart)" de Wam, "Merry Christmas Everybody" de Slade, "All I want for Christmas is you" de Mariah Carey, "Don't they know it's Christmas" de Live Aid y muy, muy poco más.
En la tele, sin la Lotería Nacional ni Freixenet, cada año es una guerra entre las grandes superficies por el anuncio más lacrimógeno. El ganador este año es el de Sainsbury's, hecho con ayuda de la Legión y basado en la historia real que este año está de centenario de un alto al fuego navideño durante la I Guerra Mundial:
El ambiente consumista se arrastra a base de rebajas de mitad de temporada que duran medio Noviembre, se enlazan con Black Friday y agonizan con Cyber Monday. Esto es una nueva costumbre, como lo atestiguan las
noticias del supermercado Tesco en Silverburn, donde varias almas se sacudieron el espíritu navideño a guantazos por el último ofertón en dos basuras por el precio de una.
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St Enoch Centre |
Lo más perverso de estas fechas en Glasgow es que para ver a Santa Claus apenas hay dos opciones. Los centros cívicos e iglesias suelen pedir a un vecino que se vista de Papa Noel. Es gratis. Generalmente el disfraz es del todo a cien y reciclado año tras año. El vecino es fácil de reconocer. Pero si pagas una media de £25 puedes ir a un centro comercial a desayunar con el gordo y sus elfos que sacan una foto, te leen cuentos y te dan un regalo. No hay cabalgatas, así que si quieres magia, toca pagar. Después de mucho buscar he encontrado una solución que no me revuelve el estómago: soltar £11 y reservar entrada para las celebraciones de una de las propiedades del National Trust of Scotland, una ONG que emplea el dinero en mantener edificios históricos. Al menos así los ahorros van a buen lugar. Desgraciadamente, no me libro de la nueva política de que el disfrazado, en lugar de escuchar las peticiones del niño como era tradicional, dé un regalo que normalmente no gusta.
No se celebra la Nochebuena. Se hace una comida grande en Navidad, que es festivo. Llega el día siguiente a Navidad, o "Boxing Day". Lo que en casi toda España conocemos como el día de las devoluciones, en el Reino Unido marca el comienzo de las rebajas. Cuando parecía que no se podía meter un alma más en las tiendas, desembarca en la única ciudad grande de Escocia la invasión de las Highlands. Llegan en autocares, dispuestos a despojarnos de hasta la última tele de plasma. Saquearán los McDonalds y Starbucks. No les detendrán los canis poligoneros del St Enoch Centre ni las rubias de frasco caro de Princess Square.
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26 de Diciembre, Centro de Glasgow. |
El final llega en Año Nuevo, con grandes fiestas al aire libre, como la del ayuntamiento. Las entradas se agotan meses antes y los únicos que no se calan hasta los huesos son los músicos de la carpa. El desmadre justifica que el dos de Enero sea festivo.
En fin, que la Navidad les sea leve.
Felicitación de la Escuela de Arte (The Glasgow School of Art on
Vimeo).
Me da que el que la hizo no andaba con el humor muy festivo.