Como tanto los medios españoles (empeñados en hacer ofensivos paralelismos con Cataluña) como los británicos (diseñados para ser consumidos por la enorme mayoría inglesa) han sido muy parciales, empiezo la historia desde el principio.
Breve historia del referéndum escocés
En 1999 se fundo el parlamento escocés. Tiene jurisdicción en materias de agricultura y pesca, educación, salud, cultura, turismo, medioambiente, I+D y sistema legal (Escocia tiene un sistema legal basado en el derecho romano y por tanto diferente al resto de Gran Bretaña). Por otro lado, no puede decidir sobre impuestos, políticas de empleo, energía (incluyendo los yacimientos de petróleo, parques eólicos y centrales nucleares), medios de comunicación, empleo público, importación-exportación, defensa o aduanas.En 2007 gana las elecciones por primera vez el SNP –Scottish Nationalist Party-. Parte de su programa era conseguir la celebración de un referéndum pero, como para ello necesitaba mayoría absoluta en el Parlamento escocés, esto se olvidó hasta que la consiguieron en 2011. El gobierno nacionalista no tenían prisa, ya que el clima económico no invitaba al gasto extraordinario y la distracción que este suponía. Sin embargo, en 2012, el primer ministro David Cameron, tras récords históricos de falta de popularidad y una catastrófica visita a Bruselas en la que se evidenció el grave deterioro del peso internacional del Reino Unido, decidió tapar su mala gestión con la bandera y forzar una fecha.
La pregunta
El primer diseño propuesto por el gobierno escocés incluía tres opciones: seguir en la unión, independencia o autonomía fiscal (la llamada "devo-max"). En los sondeos iniciales, más del 60% de la población apoyaba la opción de "devo-max", pero fue vetada por el gobierno londinense. Por ello, la pregunta hoy es:¿Debería Escocia ser un país independiente?
La campaña
El bando del Si (eslogan:"Yes") es abanderado por el SNP. El del "No" (eslóganes "Better Together", "No, thanks" y "X No") por los demás partidos (Labour, Liberal Democrats y Conservatives).Desde el inicio de la campaña, el objetivo de ambas partes ha sido convencer a la mayoría de votantes que quedaron sin opción al suprimirse la posibilidad del "devo max". Así, Londres ha prometido que, pase lo que pase, Escocia ya tiene garantizada la administración del 40% de los impuestos que recaude. Los nacionalistas prometen luchar por mantener la libra, la pertenencia a la UE, La OTAN, el ejército, la BBC y la monarquía. Esto es obviamente irrealizable y cuenta con la oposición frontal de Londres. Tampoco parece el arreglo ideal para el SNP. Pero refuerza el mensaje de que, puestos a negociar, el bando independentista pone la voluntad popular por encima de intereses partidistas.
El tono de la campaña ha sido de respeto por ambas partes. Los intentos como los vídeos unionistas de "No Borders" en el que se mofaban del programa independentista, o los argumentos que sugieren que Escocia contribuye a las arcas británicas más de lo que debería han sido repudiados, no desde el campo opositor, sino desde las propias bases. Nadie quiere antagonizar al vecino cuando sabe que se volverán a ver en la mesa de negociación.
La campaña unionista ha sido tachada de negativa y apática. Negativa no sólo por el eslogan, también porque es casi imposible afirmar que se está mejor dentro de la unión sin sugerir que los ingleses son superiores a los escoceses para decidir sobre Escocia. Esto, en una región con un paro del 6% y una economía saneada, es insultante. Apática, porque esta dirigida desde las sedes de tres partidos diferentes en Londres, partidos para quienes los escoceses apenas representan un votante de cada diez.
Esta es la única foto que he sacado de la campaña. A pesar de ser los triunfadores en los sondeos, el autobús publicitario se aparca en un callejón y la imagen está borrosa porque mientras la sacaba un par de tipos le escupían insultos y no me sentía cómoda.
En contraste, los independentistas han sido acusados de utópicos y de no tener un "plan B" si sus ideas iniciales no se realizan. Quizá por eso su campaña ha sido mucho más popular. En contraste con la imagen anterior, es casi imposible pasear por una calle de Glasgow o un muro de Facebook escocés sin ver al menos dos de las populares pegatinas azules y blancas del "Yes".
La campaña en los medios de comunicación
Al no haber periódicos o televisiones de capital escocés y ser los clientes mayoritarios ingleses, estos medios han tomado posiciones entre apáticas y hostiles frente al bando nacionalista. La BBC rehusó televisar el debate entre Alex Salmond y Alistair Darling -los cabezas de campaña- alegando que "carecía de interés para la mayoría de la población". Este finalmente se hizo en un canal privado que lo retransmitió localmente. Al día siguiente, prensa y televisión presentaban a un tartamudeante Darling como el gran triunfador.Me temo que tampoco ha faltado el vídeo de famosos con delirios de intelectualidad poniéndose a favor de lo que diga el gobierno central.
Por otro lado, los independentistas han peleado en la radio, las redes sociales y la calle. Ha habido mesas con pegatinas en casi todas las fiestas callejeras. Salmond se ha sentado a debatir cara a cara con los chavales en varios institutos públicos. Se han organizado multitud de conferencias y debates de asistencia gratuita. La comunidad paquistaní (uno de los apoyos más sólidos del SNP) ha hecho campaña en las mezquitas.
El futuro.
El bando unionista tiene a su favor el miedo a empezar de cero en una economía global incierta, una población envejecida y el peso de la costumbre. Los independentistas, el maltrato inherente de ser la minoría progresista en un país de tradición conservadora.Si paseo por la calle o hablo con gente, la sensación es de victoria independentista. Sin embargo, todos los sondeos indican una clara ventaja del no. Por una parte, quizá sea por lo difícil que es confesarse unionista sin sonar antipatriótico. Por otra, todos los sondeos que se publican son, de nuevo, de instituciones inglesas. Aún así, creo que lo que tendremos en el 2016 será sólo otro paso hacia un Reino Unido federal. Después de todo, eso es lo que quiere la mayoría.

¿Y yo de qué lado estoy? Pues como ya comenté en otra ocasión, por razones objetivas y subjetivas,desde que pisé esta tierra por primera vez hace casi dos décadas, me podrán ver entre los soñadores.