Yo me siento como el navegante que, después de cruzar aguas turbulentas, llega al remanso de generoso sosiego.
Sólo nuestras voces perturban el aquietante silencio que se esparce por el verdor amplio que rodea a la legendaria stupa que, en mayestática calma, preside el recinto.
Paseamos por las calles que surcan la uniformidad de un frondoso césped, contemplamos y admiramos la stupa, escuchamos la historia de Buda y acabamos a la sombra de un árbol y sobre la hierba, en entera conjunción con el entorno. Aquí tratamos de seguir una meditación / reflexión guiada por Miguel.
Mientras ocurre todo lo referido, un grupo de religiosos budistas, en procesión, van recitando sus rezos, circunvalan el templo y terminan también sobre el verde suelo.
Sentimos el alma del “Iluminado” y todos parecemos contribuir a llenar su barriga oronda.
Respirando abdominalmente un aire de oración y complacencia, y a paso lento, enfilamos la salida.
Pronto hacemos una parada en un pequeño templo dedicado también a Buda. Una imagen dorada de éste lo preside desde un altar y los laterales son pinturas alegóricas a su vida. Tiene toda la apariencia de una iglesia católica.
El siguiente alto será en la estación de ferrocarriles. Ya os contaré.
Nunca había visto un templo budista por dentro ¿pq parece un templo católico?? qué curioso. En los viajes ¿cómo llegáis hasta estas cosas? ¿Programais vosotros vuestra propia ruta?
ResponderEliminarun saludo
Azur: es un asunto largo...
ResponderEliminarEn principio, el budismo carece de dios/dioses y por tanto choca un poco con la idea de las religiones monoteistas. La stupa es maciza, nada hay dentro. El templo que ves en la foto es en "honor" a Buda e ignoro si en él tienen lugar celebraciones.
Este viaje fue organizado por Miguel Blanco. Si vas a India (I)y pinchas encima de su nombre, ya verás que pronto te aclaras.
Gracias por leerme y por tu interés. Saludos
Joé, qué suerte. Me ha gustado la paz que irradia los alrededores del templo, parece como si allí el tiempo fluyera más despacio.
ResponderEliminarA ver qué tal la entrada de los famosos ferrocarriles indios.
Saludos.
Aunque no siempre nos hacemos presentes, seguimos el sendero...
ResponderEliminarMe contaban hace días de amigos que nos se veían desde hacía algún tiempo: Tener un amigo es igual que la Guardia Civil. No la ves, pero... ESTA.
Un saludo.
Igor, sí, en ese lugar la paz se palpa.¿Será igual en el tren?
ResponderEliminarLo están poniendo sobre las vías...
Gracias y un saludo
Has pillado el doble sentido que quise darle a "presente" en el artículo.
ResponderEliminarGracias por tu lectura y un saludo
Hola Demián:
ResponderEliminarSeguro que fue magico ese viaje a la India.
Saludos,
Ricard
Un preciosidad que respira calma. Su fortaleza me transmite serenidad, aún siendo una fotografía.
ResponderEliminarUn beso
Sí, Virgi...Calma y quietud tan anheladas. Estuve muy a gusto en ese lugar.
ResponderEliminarUn beso y gracias por tu entrada.
Caminé, me atrevo a decir que con cuidado, por aquel paisaje en señal de respeto hacia lo que para los budistas significa ese lugar.
ResponderEliminarDurante el rato de meditación todos fuimos uno sin distinción, pues el agradecimiento es virtud común a todas las creencias.
Cierto es que aquel lugar nos impregnó de "aire fresco" y relajamos nuestro espíritu oprimido durante un rato. Esta visita se convirtió en un paréntesis de sosiego entre tanta miseria y desesperación más allá de aquellos muros.
Veo que cooincidimos, Ansel. Sólo me queda agradecerte la entrada y tu comentario.
ResponderEliminarY ahora disfruta del "aire fresco" del otoño que ya viene.
Un beso