09 abril 2015

Mari Trini


El pasado día 6 se cumplieron 6 años de la muerte de Mari Trini. Por esas fechas escribí lo que sigue a continuación:


Mari Trini llegó a mi, más o menos, al mismo tiempo que la barba. Era un tiempo de cantautores y de mensajes solapados en sus canciones. El despertar de la sociedad española se estaba generalizando y el ritmo de marcha del ciudadano y el mandatario se desfasaba cada día más. Europa occidental caminaba por delante con muchos cuerpos de ventaja, algunos medios de comunicación nacional luchaban por zafarse del poder político, la entrada de turistas en el país crecía cada año, algunos clérigos desobedecían a la jerarquía eclesiástica, la universidad era cada vez mas hostil al franquismo y hasta en el ejército empezaba a sonar la palabra democracia.


La música siempre fue un medio de evocar sentimientos y, en determinados ámbitos, arrastra más que la palabra; permite una interpretación más personal y, en la mayoría de los casos, provoca un nexo entre personas mayor que un libro o una conferencia. La música “ligera” de una abultada cantidad de grupos de finales de los sesenta no impidió una aceptación mayoritaria de autores que cantaban sus propias canciones. Sus letras eran más “densas” y hasta contestatarias si se le sometía a un análisis críptico: el amor mediocre con final siempre feliz, ahora, se le insertaba en una sociedad que salía del letargo autoritario, que carecía de libertad e información. Concluía una época opaca en que a mayor complejidad de las preguntas más simples nos daban las respuestas.


Mari Trini fue una de estas figuras que desde un escenario o un disco hacía llegar las demandas de un cambio. Su deceso me trasladó a aquella realidad de 40 años atrás, cuando las nubes serían perforadas por el cegador sol del futuro, cuando el rancio corsé social iba caerse a cachos, cuando la libertad dejaría expandir el espíritu, cuando los adoquines parisinos se transformarían en pan, cuando...

6 comentarios:

  1. Tenía una casa, o de unos familiares, cerca de la mía y en ocasiones coincidía con ella por la calle. No coincidía tanto con ella en sus propuestas musicales, como sí lo hacía con otros muchos que coincidían en el fondo con determinadas propuestas (algunos de ellos los recoges en las imágenes que incluyes en la entrada) Aún así, reconosco su calidad y aportación a unos tiempos difíciles pero emocionantes e ilusionantes.

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  2. No era de mis preferidas, tampoco; pero reconozco que me acompañó en algunas tardes de oscuros domingos. Fue un icono más de aquella etapa musical y por ello arrastra una carga emocional como tu dices y una nostalgia de lo vivido en aquellos años.
    Saludos, José.

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  3. Pura intuición: que el mundo de la canción de los tiempos de Mari Trini, Llach, Aute, etc. tenía más empaque que la música de ahora. No, no es melancolía. Pedía cosas. ¿Qué piden ahora los cantantes más allá de llenar estadios? Hacía buenas letras. Y como dices su capacidad de transmitir era alta, muy alta. Pero vaya, estas cosas van por ciclos. Seguro que llegarán nuevas voces.
    Saludos.

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    1. En aquellos días, Igor, cuando tenía un disco nuevo en la mano, por el hecho solo de tenerlo, ya sentía nerviosismo y emoción. Era un material ajeno al mediocre ambiente que me rodeaba. Lo asociaba (el disco) con una penetración en otros ámbitos, otros pensamientos, otros lugares... otra vida. Cierto que había letras y música muy malas y ramplonas, pero eso era facil de solventar.
      Dudo mucho que pueda vivir otro ciclo musical como aquel, donde Londres parecía estar en el fin del planeta y California en inalcanzable lugar.
      Un abrazo.

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  4. Mari Trini parecía una figura trágica, allí en medio de los escenarios de tv, con su gesto algo triste y su voz peculiar. Siempre me recordó a los artistas franceses tan serios y a veces tan desgarrados. Pero era una gran intérprete. Recuerdo aquella Amores sobre todo.

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    1. Veo que la conociste bien. Había algo que no llegaba a convencerme del todo, pero nunca supe darle nombre. Coincido contigo en todo lo que dices.
      Saludos

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