
Lo que me preocupa de esta legislatura es que, cuando el polvo de la reyerta se disipe, vendrá el lodo de gobernar. PSOE, Ciudadanos, Podemos e IU son dirigidos por personas que hace dos años casi nadie conocía. Rivera y Sánchez estaban uno calentando banquillo regional y el otro de concejal suplente. Iglesias hubiese vendido a su abuela por un contrato de cuatro años como el que tienen ahora. Garzón es el listo, porque ha pisado el Congreso antes. El único líder de partido que tiene idea de lo que supone ostentar un cargo de responsabilidad es Rajoy, y ya vemos cómo se le da. Esto no es nueva política, es política hecha por novatos.
Pero, a veces, lo que no consiguen los intereses políticos comunes se gana con empatía. Una charla en el descanso del cigarrillo o una situación análoga de los hijos puede abrir hueco en la agenda. Otro escollo. Hollande no juega a baloncesto. Cameron no viste de Alcampo. Merkel no lleva rastas.

¿Cómo saldremos de esta? Mi predicción para el 2016 es que se nos va a hacer largo, caótico e impredecible. Ojala saquemos de esta experiencia las enseñanzas más apropiadas, sean cuales sean. Este año toca aprender.