Al beso sigue el batir
de la puerta en la mañana
y el golpeteo escalonado
de la tristeza descendiendo
hasta el portal. Y el frío…
Una mancha acerada cubre
la calle de soledad empedrada,
ocupada por figuras sin nombre
ajenas al adiós mendicante
de mi efigie helada:
a cada esquina, a cada charca,
al mendigo de faz alargada,
al sempiterno can de flaca tripa
y patas largas,
al vigilante de coches y
al camarero de camisa blanca.
Todo es como ayer
cuando yo pasaba,
mas otra mañana es hoy
y otro aire se derrama,
otro latir en el pecho
sin llamas, pero que abrasa.
Abrasado por la gélida tristeza de estos versos. Creo detectar un leve cambio, pues hay mucha musicalidad en el poema, y en cambio ésta no es tan evidente. Discurre fluido, como un río. Desde esa abertura de golpeteo escalonado hasta el paseo helado y el adiós. Del yo íntimo a la realidad de la calle, ¿cuántos no la ven? y esta confirmación del paso del tiempo, "pecho sin llamas". Si abrasa, todavía no.
ResponderEliminarUn abrazo, ¡¡poeta!!
"El yo íntimo y la realidad de la calle": inagotable fuente de estudio y curiosidades... Eso exactamente es el núcleo del poema. La misma calle que tan distinta se hace con los cambios del pensamiento o del ánimo, esa calle que te destroza o te envalentona, te reconforta o te hastía... esa calle que siempre tiene los mismos portales y tu los ves tan diferentes.
ResponderEliminarTus palabras que acertadas son siempre, por eso tanto las valoro y agradezco.
Un abrazo.
Todo es como ayer. Me gusta. El cambio surge, pero hay algo dentro que identifica lo que importa. Gran verso. Hola :)
ResponderEliminar¡Qué gusto verte por aquí, Explorador! Y satisfecho quedo de que te guste. Espero seguir viéndote aparacer. Un abrazo y gracias por la visita.
Eliminar...mmmm... todo es como ayer en el recuerdo, mas no tanto en la vivencia del aquí y el ahora. De este momento que se transporta al ayer pero que vivimos en el hoy. Ayer y hoy enlazados pero con vidas, si bien unidas por la experiencia conductora, también independientes... no sé. Cada vivencia un nuevo renacer... Abrazos.
ResponderEliminarSe transporta el ayer, tanci; pero en el hoy toma forma distinta y su real apariencia se ha perdido para siempre, por suerte o desgracia. Es evidente que el presente y el pasado tienen un nexo que conforman nuestra personalidad.
EliminarUn abrazo.