Solo
entre tantos
te
veo en la distancia,
viejo
libro,
amigo
antiguo.
Deseaba
tenerte,
que
fueses todo mío,
tocarte
y aprehenderte,
pero
te disfrazas cada día
y
nunca eres el mismo.
Hoy
me hurtas lo
que
ayer me mostrabas,
y
sé que mañana serás
río
de otras aguas,
fuente
de otras plazas,
música
para otras danzas.
Me
vuelco sobre ti y
te
me escapas;
te
acorralo en cada página,
aprieto
tu contenido y
como
arena te derramas.
Y
por fin me hablas...
Son
tus palabras
como
hojas mecidas
en
su rama, que
según
el sentido del viento
muestran distinta cara.
Libros que no se abren, libros que no hablan.
ResponderEliminarLos libros necesitan de personas que los sepan escuchar. Incomprensiblemente muchos, llevan mucho tiempo callados y tienen mucho que contarnos.
Se puede dialogar mucho con un mismo libro.
Un saludo Miércoles
Así es. Un libro descubre muchas cosas y oculta entre sus líneas otras muchas.
EliminarGracias por pasarte por aquí.
Un saludo.
Un viejo libro.Un gran amigo.Y cómo al volverlo abrir, al releerlo...Encontramos nuevas leyendas, nueva inspiración, nuevas reflexiones,nuevos pensamientos...El viejo libro no pierde su poder.Esta contenido todo en él.Estos versos bien requieren el inicio de un libro de poemas...¿para cuando?
ResponderEliminarUn abrazo.
Un viejo libro.Un gran amigo.Y cómo al volverlo abrir, al releerlo...Encontramos nuevas leyendas, nueva inspiración, nuevas reflexiones,nuevos pensamientos...El viejo libro no pierde su poder.Esta contenido todo en él.Estos versos bien requieren el inicio de un libro de poemas...¿para cuando?
ResponderEliminarUn abrazo.
Que verdad. La verdad que se escapa, las páginas que no puede ser tomadas.
ResponderEliminarY por fin me hablas.
Algo hay de poesía amorosa, de deseo.
Un abrazo Demián.