Viajar con el alma o la mente, que más dará el nombres, a otra, de ¡dieciséis años! Sea la gracia no saber, no poder concretar este cuerpo asomado sobre un balcón imaginado. Ay, también sufro el atroz transcurrir de los años. Un abrazo, poeta.
El transcurrir de los años... Inexorable, engañoso y fugaz: parece que alargas la mano y alcanzas los 16; sin embargo te miras la carrocería y ves óxido por todas partes. Ojalá de joven se pudiera ver desde esta perspectiva y poder llevar a cabo aquello de "no se puede matar el tiempo sin herir la eternidad", cuyo autor ahora no recuerdo. Un abrazo, Igor.
tu voz murmurando.
Viajar con el alma o la mente, que más dará el nombres, a otra, de ¡dieciséis años! Sea la gracia no saber, no poder concretar este cuerpo asomado sobre un balcón imaginado. Ay, también sufro el atroz transcurrir de los años.
ResponderEliminarUn abrazo, poeta.
El transcurrir de los años... Inexorable, engañoso y fugaz: parece que alargas la mano y alcanzas los 16; sin embargo te miras la carrocería y ves óxido por todas partes. Ojalá de joven se pudiera ver desde esta perspectiva y poder llevar a cabo aquello de "no se puede matar el tiempo sin herir la eternidad", cuyo autor ahora no recuerdo.
EliminarUn abrazo, Igor.