del que ya
absolución no quiero
y la solidaridad
virtud
que fui perdiendo con el tiempo,
mas lo qué ahora soy
más de mí dice lo cierto
que fui perdiendo con el tiempo,
mas lo qué ahora soy
más de mí dice lo cierto
y más conforme me
deja
al contemplar mi
reflejo.
Honores que otrora
fueron
para mí noble
sustento
,
,
hoy, desperdigados
por el suelo,
son añicos (que
olvidar deseo)
de bajo valor y
mucho peso:
calderilla del
momento.
Quiero mi alma
ligera
que vuelo ligero
pretendo,
pues la luz del
conocimiento
igual ilumina al
paria
que al señor del reino.
que al señor del reino.
Una bella poesía con un camino trazado de conocimiento. Yo creo que la poesía no solo es belleza, que puede aportar más cosas, como aquí, en Reflexión. Y es que además, me siento muy identificado con el poema, por eso me gusta más, por proximidad. ¡Ay, esa indolencia de la que ya no se pretende el perdón! Honores, reconocimientos, ¡bienvenidos! Pero dejaron de tener peso. Alma ligera para caminar sobre la playa del mundo. Y unas gotas de conocimiento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues si,Igor, qué buen cuerpo deja la lectura de algo con lo que te sientes en consonancia. También ocurre cuando escribes algo que sabes es asumido por alguien solvente del que tienes un juicio favorable.
EliminarUn abrazo.