He barnizado mi pata de palo y ajustado mi parche en el ojo. Con la bodega henchida de ron y con nadie de tripulación, levo anclas y pongo proa a oriente. Sin intención de hallar hazañas para escribir, pero poder escribir la hazaña de lo propio: el soliloquio de lo auténtico. Ser cautivo de corrientes y mareas que, como dádivas del cielo, me conduzcan por los derroteros de lo personal, ignorados en cartas marinas y mapas. Parto cargado con todas mis carencias, desnudo, sin dueño y sin propósito distinto del abordaje de las naves de la esperanza, de la conquista de las islas de la bienaventuranza y de los chapuzones en las aguas de la verdad. Descansaré en solitarias playas de pálida arena, deshilando pensamientos y dejando que se vayan enhebrando ideas.
La fatiga de lo vivido tensa mi brazo sobre el timón y el viento de la magnanimidad infla la vela que, como hembra preñada, empuja la embarcación a la vida. La afilada proa rasga la sábana azul con jirones blancos y las gaviotas cantarinas hacen de su vuelo filigranas de despedida. Mi adiós leve pero firme se esparce en el aire límpido de la mañana.
Languidece el puerto por popa y al frente el océano reverbera con el fulgor del sol y en el fragor de la abundancia. En esa titilante llanura un punto próvido y lejano se esconde; él será mi destino, mi fausta arribada; en él habrá una plaza de atraque con un cartel inequívoco: El Aleph de Demian.
Crepita el alma, se aligera el cuerpo…
El canto del pirata. Eso sí que es un pregón de dicha y libertad. "La fatiga de lo vivido tensa mi brazo sobre el timón y el viento de la magnanimidad infla la vela...". Pareces un capitán mirando al horizonte, dejando atrás zozobras y temor, hacia el aleph. Un mundo entero por descubrir.
ResponderEliminarHabrá que partir cargados de carencias, como tú, con las bodegas vacías, para ir cargándolas en el viaje.
Ya veo tu barco a estribor, dafd... que sean propicios los vientos, que omití decir que le tengo mucho miedo al agua.
EliminarGracias y un abrazo
Un capitán existencialista y muy poético, como hembra embarazada la vela tensa.
ResponderEliminarNo he podido evitar dos cosas: disfrutar del canto, porque tiene mucho de oda, y de su literatura exacta, pulida y trabajada. ¡Te dejas ver poco!
Y pensar en la canción del pirata. Ahí, el que esclavizaba la sociedad eran sus leyes. Casi era una esclavitud física. Y aquí tú hablas de una libertad del espíritu ("Ser cautivo de corrientes y mareas que, como dádivas del cielo, me conduzcan por los derroteros de lo personal, ignorados en cartas marinas y mapas. Parto cargado con todas mis carencias, desnudo, sin dueño y sin propósito distinto del abordaje de las naves de la esperanza").
Es una libertad mental. De uno mismo. La gran aspiración es ser uno mismo, porque lo que la sociedad, el poder, hoy te esclaviza no es el cuerpo, es la mente.
Un disfrute total, Demián.
Saludos.
!Cuánto estoy de acuerdo contigo en lo que dices de la esclavitud de la mente! Tiranos con ropas de tolerancia y comprensión que amordazan el alma con la hipócrita sonrisa. Menos mal que siempre nos quedaran bellas páginas de los que has sabido salirse de la mesnada.
EliminarQue me dejo ver poco, dices. La pereza, la falta de esa lucecita que ha de encenderse antes de poner la primera palabra y algo de vacaciones... Acabo de estar por tu estupenda tierra y en su maravilloso mar a bordo de un velero al que fui invitado por unos días. Hace más de 30 años que conozco esa costa catalana y nunca me aburre.
Un placer tener tus comentarios.
Un abrazo
Un texto precioso, que disfrutes del viaje.
ResponderEliminarMe satisface el saber que te ha gustado. Nuevas avanturas habrá y espero que estés por aquí para leerlas.
EliminarUn abrazo.
Me parece genial todo, salvo una cosa: que no me invites para tu tripulación. Yo, como Ismael y como tú, también necesito enrolarme por un tiempo, me parece...
ResponderEliminar¡Un saludo! :)
Estoy convencido de que eres un gran marinero de los que me auxiliarían en las duras travesias, y por ello te pondré en la lista. Seguro que, además, sabes muy bien desenredar los "nudos marineros".
EliminarUn abrazo.
¿Por qué te vas?¿Buscando otros horizontes?¿Islas de la bienaventuranza o Islas Afortunadas?No me importaría enrolarme en ese navío de ensoñación, de búsqueda y de incentivos para un mayor crecimiento, si cabe. Como tábula rasa, tal vez, escribirás en los maderos recién barnizados, lustrosos, recogiendo lo mejor de cada puerto, de cada lugar, de cada abordaje...Lleno de ideas y con miles de pensamientos personales te embarcas en la búsqueda, tal vez, de un mayor asentamiento interior.Ya lo tienes, pero la soledad buscada es la que te facilitará un cierto orden dentro de un caos.Una sabiduría que no terminará de adquirirse a pesar de ese viaje.Cuando vuelvas, nos contarás si las carencias han sido resuelta o, en el mejor de los casos, entendidas y atendidas.Aunque mareo, me gustaría descubrir ese cascarón de barco por dentro. Y sentir las velas tensadas al aire, al sol y al viento. Te espera un gran viaje Demián.Tal vez el viaje más difícil, el viaje de lo personal e intransferible.Un abrazo.
ResponderEliminar¡Cuánto aliento y cuánta comprensión a mi escrito! Todas las metas han de trabajarse y los caminos se tuercen a diario, pero en la lucha está el mérito y, como alguien dijo, poco valor tiene un ideal con el qué pudiéramos tutearnos.
ResponderEliminarEspero que puedas seguir viendo como va mi travesía y la mella que en mi van dejando las tormentas y los días de bonanza, como fiel seguidora que eres y por lo que mi gratitud tienes.
Un abrazo.