¡Sonreirse, coño!

Ojeo las noticias de España y siempre el mismo menú:

Gobierno mentiroso, políticos corruptos, banqueros ladrones, enchufados, ajo, agua, pan y chorizos. Para digerir tan intragable dieta se sugiere sazonar con cárcel, guillotina, "manifas" y fotomontajes demagógicos en Tuenti.

¡Ya vale!

A la prima de riesgo no la han cebado ni Rajoy, ni Zapatero, ni Franco. Nuestra economía es un cero a la izquierda porque durante décadas entonar "soy ladrón, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero" era poesía y no vergüenza. Y cuando salgamos de esta, lo volverá a ser.

Reclamar responsabilidades cuando hay pruebas de delito es bueno, justo y lógico. Pero acusar desde el sillón no pasa de paja mental. Además, aquí, el que más y el que menos ha pedido una factura sin IVA, cobrado en negro o enchufado a un sobrino. O lo haría si pudiese. Los de arriba son los de abajo con corbata y cuando los saquemos vendrán otros iguales.



Ni niña de Rajoy, ni bienvenida Frau Merkel. Cuando salgamos de esta -porque tarde o temprano saldremos- será como siempre, con el ingenio, la creatividad y el tesón de los miles de personas que forman la minoría decente y trabajadora de nuestro país. Una minoría que necesitan ánimo y no desaliento, confianza y no derrotismo.

Así que por mi, basta. No más lloros. No más quejas. Al autónomo que sufra por la subida de la energía le diré por qué he escogido su negocio y no otro. Al padre que lamente el incremento del IVA en los libros de texto le mentaré las cualidades que su hijo ha aprendido gratis con su ejemplo. Al parado le recordaré sus talentos. Si no tengo nada positivo que decir, a callar. Y al que insista en escupir hacia arriba, que la gravedad se encargue de él.