30 diciembre 2012

La naranja mecánica de Glasgow

En Glasgow, si hablas de "la naranja mecánica" nadie piensa en Kubrick, sino en el metro.
Con trenes cada cuatro minutos, los vagones abarrotados son una rareza.
Hay dos razones por los que este transporte se conoce como "la naranja mecánica". Una es que los trenes son de ese color (por dentro y por fuera), la otra es que sólo tiene dos líneas, ambas circulares; una discurre en sentido horario, la otra es paralela y en dirección opuesta.
Mapa del metro de Glasgow
Los habitantes de Glasgow tenemos un cariño especial al metro. Llueva, nieve o caiga el cielo, nunca deja de funcionar durante más de diez minutos.

El metro data de 1896 y es el tercero más antiguo del mundo, precedido por los de Londres y Budapest. Las vías siempre horizontales para que los caballos se cansasen lo mínimo ahora tienen trenecitos de tres vagones, pero el trazado es el original. Eso sí, fue el primero en tener wifi en sus estaciones.

Aunque muy querido, el metro no está exento de crítica. Ahora está sufriendo una cara remodelación muy reprochada porque después de más de cien años aún no incluye accesos para sillas de ruedas o carritos de bebé.

El vagón del medio, el más tranquilo según Colin
Recuerdo oír a una turista londinense que comentaba "En Glasgow no hay inmigrantes. ¡Casi todo el vagón es gente blanca!". Una conclusión lógica, pero no exacta. El secreto es que, aunque no es rápido, el diseño de sus paradas lo hace la mejor forma de moverse por el área metropolitana. Esto hace que, al contrario que en la mayoría de las ciudades, donde el metro parece transportar sobre todo a las clases más bajas, la naranja mecánica lleve a todo tipo de personas. Desde los albañiles de Govan a los Catedráticos de Hillhead, pasando por los ejecutivos de Buchanan Street o los forofos futboleros que peregrinan a Ibrox, el metro es usado por todos.

Parada de metro Shields Road
Y con cada parada, sus historias. Como "el pelopincho de Cesnock", antiguo esteticien de pelo profusamente engominado reconvertido a celador de hospital al que durante meses vi todas las mañanas. "Dorothy", como la llamaba mi vecina porque siempre llevaba zapatos rojos de tacón como los de la protagonista de "El mago de Oz". Iain, el conductor de tráfico humano de parecido muy razonable con Jesús Mariñas, trabajador, dicharachero y apasionado amante de niños pequeños y traseros femeninos que recuerda con nostalgia sus tiempos de camarero en Los Ángeles. Colin, larguirucho, siempre en el vagón del medio, al que conocí con el corazón roto por una chica y con el que hoy comento ideas de decoración para su piso de recién casado. Gentes entrelazadas por tres pequeños vagones que recogen y unen sus historias cada cuatro minutos. Gentes para quienes la naranja mecánica convierte esta gran metrópolis de dos millones de habitantes en un lugar acogedor y familiar.
Comparación de mapas de metro que se ha vuelto viral en Escocia. Original aquí.

24 diciembre 2012

El pianista

Son casi las diez de la noche, salgo de mi trabajo y me pongo a caminar hacia el aparcamiento. El itinerario incluye el centro de la ciudad y su calle Real. En ella me voy encontrando una serie de sujetos solicitando una dádiva. Ya todos me son familiares y uno de ellos estaba faltando a mi lista diaria: el pianista (aunque no fuese exactamente un piano lo que tocaba). Había notado su ausencia hace unos meses y hoy otra vez está en su sitio.

Le reconozco a pesar de haberse producido un cambio en su fisonomía: se cortó el pelo y está mas encorvado. Y lo más importante: sin su teclado de siempre. Cuando lo vi una ráfaga de pesar recorrió mis células:

Un envejecimiento rápido castigó su cuerpo y debió de dañar sus manos. Ahora sólo está a su lado la caja de cartón con las monedas. Su cabeza inclinada como la de un crucificado y sus ojos clavados en el empedrado como si eso fuese lo único existente en el mundo, su particular calvario.

Se percibe su aislamiento y que llegó el momento de claudicar ante la vida. La música, a la que tanto tiempo habrá dedicado, ya no sale de su piano, ya no provoca miradas a sus manos, que ligeras se movían por las teclas. Nada parece interesarle. Me produce desazón y sorpresa la rotura del binomio hombre-teclado y barrunto alicaído cuál pudo ser la causa: ¿Una enfermedad de huesos? ¿Será su alma la enferma? ¿Su penuria económica le habrá obligado a vender su inseparable instrumento? ¿Una avería irreparable habrá llevado el aparato a la basura sin poder ser repuesto? Deseo saciar mi curiosidad y preguntarle pero rápidamente desisto: temo invadir su espacio o ser irrespetuoso con su autismo social.

Una de sus canciones preferidas, y que bordaba, era “el hombre del piano” (grabada en español por Ana Belén) y con la que estoy totalmente persuadido se identificaba: “Toca otra vez, viejo perdedor, haces que me sienta bien...”

Pienso que ahora tendría que estar recibiendo los aplausos y sin embargo es la indiferencia lo que a nuestro paso le dejamos. Su largo chaquetón más que de cuero parece de acatamiento y resignación, de atrincheramiento ante un vivir de destartalada estructura contra el que no desea manifestar ningún reproche.

En recuerdo a tantos días que al aproximarme a él mi espíritu se solazaba con su música, dejo una moneda en su caja; nuestras miradas se cruzan por un segundo y sigo mi camino en silencio. Un aire cálido de empatía arropó la escena. Es mi memoria la encargada de que, a lo largo de unos metros, escuche alguna de las piezas que antes salían de sus dedos... y mi esperanza la que me dice que algún día volveré a verle golpeando sus teclas. Así sea.

.......................................................................  x   ..........................................................................

Lo que antecede fue escrito en 2009. Hace dos semanas que el artista del teclado ha vuelto y, de nuevo, tendré el placer de recorrer la calle al ritmo que él marque. Esto motivó el desempolvar estas líneas.

17 diciembre 2012

Viajar por el Reino Unido con un bebé

En estas fechas somos muchos los que debemos cambiar de país. Para los que lo hacen con un bebé por primera vez, la perspectiva puede ser intimidante. Esta es una guía con la información más útil, desde mi experiencia, para quienes necesiten viajar por el Reino Unido.

Transporte

Avión

Las aerolíneas británicas no permiten equipaje extra para el bebé y no tienen esterilizadores o alimentos infantiles a bordo. Por otro lado, los niños tienen prioridad de embarque, el carrito se puede llevar hasta la puerta y no cuenta en el límite de peso de facturación.

Si llevas leche o papilla, puede ser de más de 100ml, aunque al pasar por seguridad te pedirán catarlas.

Microondas, calientaleches y biberones en Moto
Los aeropuertos tienen cambiadores en las terminales y tronas en los establecimientos con comida.

Coche:

Las áreas de servicio facilitan cambiadores, zonas privadas para lactancia, microondas, calienta-biberones, tronas y algunas de la cadena Moto ofrecen a sus clientes biberones pre-esterilizados y potitos gratis.

Tren y autobus:

Hay cambiadores en las estaciones y tronas en los establecimientos con comida.

Salud

España tiene un convenio recíproco de asistencia sanitaria con el Reino Unido, pero se necesita una Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) para el bebé (el E-111).

En caso de emergencia, llame al 999 para pedir una ambulancia. Si tienes que ir a Urgencias (“A&E”), recuerda el E111.

Compras

Al contrario que en España, los productos de puericultura e infantiles están fuertemente subvencionados. La diferencia es especialmente evidente en ropa y leches de fórmula.

Las tiendas más conocidas son Mothercare (equivalente a Prenatal), Early Learning Centre y Hamleys (tiendas de juguetes).

Pañales, potitos y leches de formula se venden en todos los supermercados, droguerías y farmacias. Para compras más especificas como termómetros, pañales reciclables, protectores de lactancia, bolsas esterilizadoras, biberones pre-esterilizados, etc, lo mejor son las sucursales grandes de las droguerías "Boots".

Los pañales más populares son los de los supermercados Lidl y Tesco. Para la dermatitis del pañal las pomadas más vendidas son Sudocrem y Bepanthen.

Alimentación

Los potitos británicos suelen ser bastante más variados que los españoles, con platos de cocina internacional e ingredientes exóticos. La mayoría son ecológicos y carecen de sal o azúcar añadidos, pero comprueba la etiqueta por si acaso.

HIPP está disponible en la mayoría de los supermercados, pero Nutriben, Blebit o Puleva son desconocidas. Si quieres probar algo nuevo, los más recomendados por las familias británicas son “Plum” y “Ella's kitchen“, que se venden en bolsitas.

Hero en España, Organix en GB
Se dividen en tres etapas:

First tastes: (a partir de los 4 meses): solo contienen el puré de una fruta.
Stage one: (a partir de los 6 meses): similar a lo anterior, sólo una fruta o cereal.
Stage two: (a partir de los 7 meses): papilla de textura como machacada con tenedor, entre el 50% y el 75%  es fruta, pero introduce carnes y verduras.
Stage three: (a partir de los 9 meses): con trozos pequeños e ingredientes variados.

Marcas

En alimentación e higiene, algunas marcas alteran su nombre. Las tallas del los pañales también varían. Aquí va una lista de los cambios más significativos.
Almirón en España, Aptamil en GB

Pañales:

Dodot Sensitive: Pampers New Baby
Dodot Básico: Pampers Basic
Dodot absorción 3D: Pampers Baby Dry
Dodot Activity: Pampers Active Fit
Dodot Liberty: Pampers Pull Ups
Huggies: Huggies

Alimentación:

Almirón (Nutricia): Aptamil (Milupa)
Aptamil (Milupa): Cow & Gate
Hero: Organix

Ocio

En los pubs no está permitida la entrada de menores en salas donde se dispense alcohol, pero sí en la zona reservada a comidas (si la tienen).

Todo edificio público (excepto los no aptos para menores de edad) debe tener cambiadores unisex (para padres y madres) y acceso para carritos de bebé. Además, aunque la lactancia en público no está mal vista (en Escocia es ilegal amonestar a una madre por ese motivo), en los centros comerciales suelen existir salas privadas para este fin.

Los establecimientos donde se sirve comida ofrecen tronas.

Los menús infantiles son comunes, pero no obligatorios.
Zona de lactancia con TV, calientaleches y cambiadores en el CC Braehead, Glasgow

Diccionario

Biberón: Baby bottle
Cama turca: Ottoman bed
Cambiador: Changing mat/changing station
Chupete: Dummy
Cuna: Cot
Dermatitis del pañal: Nappy rash
Pañal: Nappy
Pezonera: Nipple shield 
Protector de lactancia: Breast pad
Trona: High chair
Urgencias: A & E (Accident and Emergency)

¡Buen viaje!

12 diciembre 2012

La cafetería

En mi hospital hay tres opciones para comer.

La primera son las cafeterías "Amigo". Paradojicamente, son garitos de mal comer regentados por mujeres de peor carácter que parece que te hacen un favor cada vez que te sirven.

Después está el kiosco de "Deco". Las camareras son jóvenes, guapas y encantadoras. La comida tiene una pinta estupenda. Los precios rozan la extorsión.

Por último tenemos el café de la ONG WRVS ("Women's Royal Voluntary Service"). El sitio es de aspecto, como poco, peculiar. Lo lleva un ejército de voluntarias de uniforme violeta. Las que no son de edad muy avanzada tiene signos de algún retraso psíquico. He visto a alguna limpiar las mesas en andador. Todas se mueven muy lentamente, sufriendo el calor sofocante de un local de fachada Sur sin ventilación. La sensación al entrar es que te has equivocado de planta y has acabado en el departamento de geriatría donde, por algún misterioso motivo, un camión se ha estrellado contra la recepción desparramando un cargamento de scones, sándwiches de jamón, galletas y bolsas de patatas. Este es el sitio más frecuentado por mis compañeros.

Una vez acostumbrados a la estampa, llama la atención que estas ancianas de aparente mano lenta sirven con la misma celeridad que sus competidoras más jóvenes. Al pasar por caja, sabes que el pausado goteo de monedas acabara siendo el cambio exacto, la orden llegara como querías y todo vendrá a tus manos con una sonrisa sincera.

Satisfechas con la edad, prácticas en la vida. Lema de la WRVS.
Las voluntarias del WRVS trabajan duro, con la alegría de quienes son conscientes de la suerte que es vivir ayudando a otros. Pero no solo limpiando y sirviendo se ganan respeto. En las otras cafeterías, el menú parece determinado por entes misteriosos que pasan el día haciendo estudios de mercado que decidirán cómo pueden dar menos ganando más. Aquí su afabilidad les permite amigar al personal sanitario y distender a pacientes ensimismados. A veces, la charla se materializa en tartas caseras. Otras, en bocadillos calientes, ofertas del día o platos de temporada. Nunca sabes cuando vendrá la siguiente sorpresa, pero sabes que cuando llegue mucha gente les felicitará la idea.

Este año, las voluntarias de WRVS ha donado al hospital unos dos millones y medio de euros. Suficiente para cuidar a mil neonatos en una unidad especializada o comprar una máquina de radioterapia que en su vida útil trataría a siete mil pacientes.

Formación continuada, gestión empresarial, estrategias, balances... A veces me da la impresión de que las empresas se sumergen tanto en formulismos que hasta para servir cafés hace falta un grado universitario. Entonces vienen unas viejecitas y hacen florecer su rincón regándolo con lo que ya nadie parece tener: tiempo.

07 diciembre 2012

Canción de flauta

Este es un poema que está en mi arcivo desde años atrás. En estos días de nubarrones me pareció indicado: música -evitemos los villacincos, por favor-  y sol. Terapia en verso...



Con tus efluvios de luz
vibra mi garganta,
con tu lascivo calor
se embriaga mi alma,
luz y calor
mística y amor :
dualidad soñada.

Partituras de viento
que al aire claman,
palabras en verso
que serán ahogadas,
melodias de espuma
rasgando el alba:
sones efímeros
de lacónica flauta.

Idilio de ritmo y luz
cegando la miseria,
mas...
pobre me siento
y luz quiero ser,
con adornos de música
renacer.

Te deseo, sol;
y a ti también, flauta;
dejadme ser canción,
no me robéis la calma.

Me invade la luz,
no veo nada,
y sin ver estoy viendo
nacer el mañana:
Escucho la flauta
clara...
suave...
lejana...