10 enero 2015

Cansada de Charlie

No lo puedo evitar. Una vez asimilados el horror y la pena iniciales, las noticias y análisis sobre la matanza de Charlie Hebdo me generan más cansancio que otra cosa. No me refiero sólo a los comentarios de quienes reiteran que la libertad de expresión sólo se defiende cuando la atacan minorías étnicas, pero se deja agonizar cuando quien se molesta tiene mucho dinero o votos. Tampoco a la paradoja de que hasta el último dibujante en plantilla de un diario europeo se haya visto forzado a pintar un lápiz en situación heroica. Me refiero a la pereza con la que se tratan estos temas.
Libertad de repetición

Hoy en día, el abuso de  armas de fuego se explica según el color de quién las empuña. Si es árabe, el problema es el fanatismo islámico. Si es negro, la sociedad racista en la que vive. Si es blanco, es un trastornado con demasiados videojuegos.

Pero en todas las religiones existe la posibilidad de alcanzar la eterna plenitud siendo una persona relativamente normal. Trata a los demás con cortesía y respeto, llena el cepillo, y cualquier líder espiritual te dirá que tienes el paraíso más o menos en el bote. Estoy segura de que, aunque se probase que el imán favorito de los asesinos fuese un Torquemada en babuchas, la mayoría de los feligreses de la mezquita a la que iban no han visto un arma de fuego en su vida. Puede que tengan una visión limitada del papel de la mujer en la sociedad o que vean pecado hasta en la carta de ajuste, pero de ahí al asesinato media una colosal distancia. Cuando alguien prefiere entrar en la gloria décadas antes de lo que por ley natural le corresponde, algo más falla.

Lo mismo ocurre cuando el color de piel es otro. No se puede culpar sólo al racismo en un mundo donde el líder más poderoso es negro. Tampoco a la violencia virtual cuando millones de personas la consumen sin efectos colaterales.

Entiendo que un análisis cuidadoso de estos hombres (siempre hombres, al parecer a las mujeres no nos molesta la discriminación) puede interpretarse como fascinación y que eso podría ayudar a que proliferen imitadores. Pero entiendanme si lo contrario me aburre. Ya saben: libertad de expresión.
Portada del Sunday Post de mañana (en escocés)

5 comentarios:

  1. Y además, esta todo lo demás: la guerra de Afganistán que debió ser la guerra en Arabia Saudita, la guerra de la libertad en Libia (provocada por Francia), los 200.000 mil muertos de la guerra de Siria, (reservas de gas frente a la costa), provocada por Francia y Turquía por un lado, y por EEUU, Arabia Saudita y Catar, por otro.
    Sí, ha sido un horror lo de Francia. Asqueroso, injusto y cruel. No tiene perdón estos asesinatos de civiles inocentes. Pero, como en una depresión, las pastillas solo frenan la enfermedad. Hay que buscar las causas y combatirlas.
    Saludos. Y todo esto volverá.

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    1. No sé cuanto de lo que comentas es explicación y cuanto excusa. El mundo está lleno de machismo y no veo a nadie reventando un "gentelman's club", un burdel o un partido de fútbol, por ejemplo.

      Hace tiempo vi un reportaje sobre terroristas suicidas en Oriente Medio. Llamaba la atención cómo solían venir de familias desestructuradas o tremendamente pobres.

      En un caso los padres del futuro suicida comentaban que estaban en contra porque les repugnaba la idea de que al explotar la carga la carne de su descendencia tocase la de un judío. Con una familia tan agria la depresión y los pensamientos de muerte son consecuencias naturales.

      En otros casos el líder no prometía el paraíso tanto como que cuidaría de la familia que el joven dejaba atrás, que vivirían mejor gracias a la reputación de héroe del difunto. Un poco como los occidentales que se ven con el agua al cuello y piensan en matarse para que la familia cobre el dinero del seguro.

      Lo dicho, estos episodios son el resultado de un cóctel muy complejo y etiquetarlos por el color de piel o la nacionalidad del agresor no es suficiente.

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  2. Libertad de expresión, siempre!
    Dignidad, por encima de (casi) todo!
    Manipulación y aburrimiento, Nunca!

    De lo que más hay es de lo último

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    1. Pues sí. A veces las cosas son así de simples y claras.
      ¡Cuanto has dicho en cuatro líneas!

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  3. La libertad de expresión, más que un derecho consustancial al ser humano, me parece un derecho conquistado a un alto coste. Eso puede liquidarse en cualquier momento con la mayor facilidad. Por ello, creo que no existe (es decir, creo que no es algo que por sí mismo se nos dé), se defiende. Y se defiende contra viento y marea. Porque los hay que simplemente lo quieren dinamitar de forma directa, comprar, sobornar, ocultar, los hay que lo quieren instrumentalizar, sustituir, en fin. Defenderlo puede significar ir a manifestaciones, pero también, por supuesto, se le puede defender exigiendo el compromiso de cumplirlo. Exigiendo toda la verdad.

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