22 abril 2015

Lobos


Sobresaltado por la visión
de la temprana escena
amanecí hoy.
Eran lobos ante su presa
en el despertar del alba.
Estaban con los colmillos apuntando
al descarriado de la manada.
Apareció, y
a él se lanzaron.
Lo dejaron vivir un rato,
le dieron esperanza
y al final hicieron
lo pactado:
Repartieron el botín,
se bañaron en la sangre
caliente del indefenso, y,
relamiéndose las fauces,
se vanagloriaron de lo hecho.
Se fueron aullando  y
pidiendo aplauso.
No miraron más.  Partieron
dejando
olor rabioso en la mañana.
Qué no vuelvan nunca,
qué nunca vuelvan.
A mí
me robaron la calma.

2 comentarios:

  1. Aggg... Casi podría ser una parábola de nuestros días. O acaso sea una parábola del hombre junto al hombre. Me ha gustado la crudeza no disimulada, así es la naturaleza. Tan desprovista con el indefenso, con el botín. "No miraron más", ni eso.
    Saludos.

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  2. Es de estos poemas que completas en una sentada, no eliminas nada y la crudeza se presenta con el descaro que en la naturaleza lo hace. Y tanto que sí: está basado el poema en hechos reales.
    Un abrazo.

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