Cada
instante un pensamiento,
cada
paso una razón,
cada
esfuerzo una luz,
y
en cada amor el corazón.
Son
mis horas hijas que
nacen
de mi tiempo,
haciéndose
sujeto y forma
de
labores realizadas y
sueños
incumplidos,
para
en silencio deshacerse
tal
como han venido.
Son
mis horas hijas que
matan
mi tiempo
sin
querer ellas morir,
aferradas
al intento
de
tener el suyo vivo
cuando
ya el mío no sea
de
horas construido.
Y
marca la experiencia
ser
su sino el olvido;
como
pienso sin errar
que
olvido…
será el tiempo mío.
En Dos palabras: Mag Nífico. A lo Jesulín.
ResponderEliminarGracias, Julio. Un abrazo.
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ResponderEliminar¡¡¡Que arte!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Enrique.
EliminarAy, Demián, llego a conclusiones parecidas. Y quedo paralizado por el horror. El olvido de tus horas y de casi todo. Pero es verdad, también es el destino de cada uno, del que en algo somos amos. Me sosiega tu aceptación en, otro, hermoso poema que remueve las aguas que no veo del fondo del pozo.
ResponderEliminarUn abrazo.
El tiempo, obsesivo elemento de mis lucubraciones, camarada complaciente y agresor descarado... ese juguete cargado con pólvora. Pero lo quiero de amigo porque su traición es anunciada.
EliminarAlgo similar a lo que me pasa con el mar y parecido a lo que a ti te sucede con el bosque. Tiempo, mar, bosque; son la apariencia del destino y la síntesis de un dialéctica.
Un abrazo.
(Creo que se me fue un poco la mano, jaja)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDemián, quizás algo de melancolía por el tiempo pasado...ese que no vuelve y al que muchas veces nuestra mente se aferra.Pero al mismo tiempo hay una valoración por lo construido, por aquello que nos ha mantenido y de lo que formamos parte.Yo, para no caer en esa melancolía prefiero, algunas, veces,seguir hacia adelante metida en acciones que me mantengan...aunque difícil es parar los pensamientos.Es nuestro sino como seres pensantes.Un abrazo.
ResponderEliminarComo siempre las interpretaciones cambian según el lector. Es probable que rezume melancolía, más no fue ese el sentimiento que motivó el poema: asunción de un término complejo como es el tiempo y su trágica disolución en si mismo. En fin, quizá, queriendo expresar una cosa reflejé otra, aunque no se contradigan.
EliminarUn abrazo agradecido.