Es curioso como cambian las cosas según como se miren.
Aquí, intimidad, silencio y amor. Casi se siente el calor del sol, el olor a mar y el suave susurro de las olas...
Lo mismo sin el zoom. Nada rompe el romance como unas bolsas de basura y unos chalecos reflectantes.
Supongo que en la fotografía, como en la vida, a veces es mejor tener una visión general y otras deshacerse de lo periférico. Claro que siempre es bueno intentar ser consciente de qué visión hemos elegido, porque ¿qué es un ignorante, sino aquel que viendo una fracción se afirma conocedor de la totalidad?
¡Es buenísima esta entrada!
ResponderEliminarY la foto de ese "rincón gallego" es extraordinaria.
Enhorabuena por esta maravilla y un abrazo.
Tienes razón, Miércoles, aunque no por ello el abrazo tiene que ser menos verdadero...
ResponderEliminardon fernando: gracias, aunque en este caso el mérito no sea tanto de la foto como del modelo.
ResponderEliminaraire:claro que no. Para mí lo importante no es ir siempre al plano general, más bien elegir el adecuado y ser consciente de lo que supone. Por ejemplo, cuando decidimos conscientemente creer una mentira piadosa.