Ayer informaban los técnicos de mi hospital que, si una maquina falla, solo la podrán arreglar si los repuestos vienen de la fábrica de Crawley (cerca de Londres). Si las piezas se hacen en Holanda, Alemania o Estados Unidos, o hacemos un apaño a lo MacGyver, o hay que enviar pacientes a casa.
Mas apremiante que lo anterior es que se ha cortado el suministro de caracolas y bollería de la cafetería (imagino que el laboratorio que genera los ingredientes estará aislado). Una superintendente de radiografía ya ha puesto una queja alegando que tener a su personal sin desayuno incrementa el riesgo de fallo humano en los tratamientos. Un vistazo al almuerzo medio me hace sospechar que cuando falten los plátanos rozaremos el caos absoluto.
Por otro lado, "no hay mal que por bien no venga" o, como dicen aquí, "toda nube tiene un forro de plata".
Sin duda, lo mejor que han traído las cenizas es lo que no ha llegado: Sisebruto, el físico universalmente aclamado como más incompetente de mi departamento, está atascado en Turquía desde el sábado. Si pinto la estampa del pobre hombre en un país extraño, sin jota de turco y frotando los calzoncillos con el jaboncito del hotel, algunos me contestan que infinita más pena da el personal del aeropuerto que lo aguante. Otros lo despachan con un simple "por cabrón".
En los medios, las repeticiones de discursos recalentados de los candidatos a las elecciones británicas han tenido que ser limitadas en favor de noticias reales. Esto es una clara mejoría: un volcán puede hacer muchas cosas pero, a diferencia de los políticos, la demagogia no es una de ellas.
¡Pobrecito Sisebruto! ya con el nombre...
ResponderEliminarPilar, los personajes de los que hablo en el blog son reales, pero los nombres son seudónimos. Es lo único que se puede permitir mi reducida creatividad.
ResponderEliminarBienvenida al blog.