Si la Navidad la suprimieran del calendario, yo nada sufriría; no notaría síndrome ni vería mermado el espíritu de fraternidad que en una buena parte del mundo se prodiga en esos días. Los villancicos, las forzadas reuniones familiares, las avalanchas de gente acarreando bolsas, los nervios en los aparcamientos, la insaciabilidad de los estómagos y los deseos de felicidad flotando entre luces multicolores no me producen el júbilo que parece propio de tales fechas. Me siento un espectador contemplando, sin el menor resentimiento o fobia, escenas de bajo sentimentalismo y alta hipocresía.
Pero este año cambié de butaca y escenario. Como obsequio navideño anticipado, con sutil presentación y delicada textura, recibí la invitación de personas cercanas y queridas para pasar juntos unos días.
Sé que la convivencia fuera del ámbito cotidiano siempre es experiencia de riesgo; pero no ignoro que éste puede mitigarse, o incluso ser eliminado, si ponemos conocimiento, cuidado y respeto a ese trato de corta distancia. La fórmula no falló y el resultado fue óptimo.
Fueron jornadas de grato fluir envuelto en un pequeño mundo de complacencia y gozosa compañía. Me parecía estar acurrucado en una manta de cálida quietud y rodeado de los elfos de la concordia, ajeno al ruido festivo de la calle.
Desde mi placentero cobijo oía y sentía el rugir de un mar arbolado, bullicioso y potente que llegaba a mí como espuma liviana y bella, como armónica melodía desapasionada, como danza grácil sin alharacas, como rumor afectivo sin lisonja...
Y pensé: ¡esto sí es Navidad!
Yo llevo ya tiempo celebrándola con la familia más cercana y me da pereza otra cosa, aunque si disfruto de los reencuentros que suelen producirse. Pero tanta compra, regalos, ceremonias, ritos...me eneran un poco. A pesar de todo, en el fondo, son fechas que ahora sí me gustan. Me alegro que te hayan gustado a ti también esta vez :)
ResponderEliminarEspero que entraras bien en el año, un abrazo
Hola Demián. Convengo contigo en que estas fechas se quieren hacer más especiales adornándolas con todo tipo de parafernalias. A veces, en la simpleza hay más calor y más alma acumulada que en todo el montaje y preparación habido en esos días. No obstante, también pareciera que uno se contagia en momentos con un cierto calor de luces y eventos. Como si el corazón no quisiera dejar de latir cuando percibe los latidos de los demás. Pero no hay nada más sano y edificante que sentirse a gusto cuando uno elige bien y, por lo que dices, esta vez tuviste muy buenos momentos. Yo me alegro por ti y por los que te rodearon si también lo consiguieron.
ResponderEliminarEl pasado año y por estas fechas escribí también un pequeño texto que titulaba "De regalos". Creo que va en la misma línea.Si te apetece échale una visual. te mando un grato saludo.
Explorador.
ResponderEliminarEstoy en sintonía contigo. No lo paso mal en esos días pero no me gusta tanta artificialidad, y,desde luego, trato de sacarle todo el jugo. Como al 2011, ¡ a estrujarlo de enero a diciembre !
Saludos.
tanci...
ResponderEliminarclaro que contagia el aire navideño, las felicitaciones, el deseo de encuentros anhelados durante tiempo, etc. Lo comparto absolutamente, pero - típico "pero"- podian ser depuradas muchas costumbres y considerada más otras. Un ejemplo de las primeras: los regalos. Leí lo escrito por ti hace un año y queda claro tu pensamiento, que yo comparto en su mayor parte.
Seguiremos poniendo puntos y letras en el discurrir del 2011.
Un saludo
Realmente uno puede acabar con hartazgo de sobredosis de Navidad. Me ha hecho sonreír como describes la Navidad en familia. Sólo los pequeños hace que tenga una gracia.
ResponderEliminarUna Navidad fuera de casa puede ser la solución, y más si la pasas "en una manta de cálida quietud". Con el mundo loco lejos, lejos.
Saludos.
Lejos de casa, y mejor de tu pais, te saltas unas pautas sin percatarte, y otras por el placer de negar el juego sin romper la baraja.
ResponderEliminarGracias Igor por tu comentario y un saludo.
Ya echaba de menos el discurrir elegante de tu prosa tan cercana, tan auténtica.
ResponderEliminarMe alegra que esa grata compañía te haya ayudado a sentir abrigado el corazón en Navidad.
Un abrazo.
Satisfacción grande verte por aquí una vez más, Ansel. Tus comentarios siempre me animan y son muy agradecidos por mi parte.
ResponderEliminarSeguiremos en el tajo.
Un abrazo