15 septiembre 2013

Septiembre



Es septiembre. Los últimos frutos están en sazón y las playas se van quedando sin gente. Repasamos las fotografías del verano y miramos con una pizca de nostalgia y agrado los vestigios del estío que por la casa todavía quedan.  Un nuevo curso está en ciernes. Bullen en la cabeza propósitos e ideas para el otoño que se anuncia y el invierno al que dará paso. Y en el sofá, aún sin mantas y arrobado en estos pensamientos, voy colocando los bloques del edificio de mi nuevo curso:
Aceptaré lo que cada día traiga de ofrenda. No comeré más de lo que mi escudilla contenga ni seguiré bebiendo cuando mi sed esté saciada. No lloraré por los trenes que ya pasaron ni esperaré por los que lleguen con retraso. Derrocharé mi tiempo en mirar lo más próximo  y nada de él irá a contemplar las estrías de mi piel. Pondré atención al gorjeo de los pájaros y cerraré mis oídos al runruneo de los enterados.  Cauterizaré mis heridas en la sombra y  no seré cautivo de mis embarradas huellas. Peinaré con esmero mis escasas canas y no seguirán mis piernas las rutas ya pisadas. No dejaré de leer y tutearé a mis miedos perpetuos.


Este es mi acuciante deseo y a mi voluntad toca cargar el pesado fardo. En junio podremos hablar de resultados.

5 comentarios:

  1. Bálsamo, bálsamo, bálsamo para el alma son siempre tus palabras. Gracias por impregnar de voz a las emociones que compartimos y que por ende nos unen más, si cabe, de lo que ya lo estamos por nuestras andanzas egipcias, hindúes y nepalíes.

    Gracias por dar vida a lo que siento pero no sé expresar.

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    1. ¡Ah!Wolof blanca, ya sé que me captas muy bien y con ello animas. Yo te lo agradezco y te animo para que nos cuentes tu experiencia senegalesca.
      Un abrazo.

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  2. Realmente el ciclo vital no empieza en Año Nuevo, sino cada septiembre. Somos niños que cultivamos nuestro propio huerto tras cada final de verano, y como si acudiéramos al curso con distintos libros y profesores nos proponemos echar la simiente con semillas nuevas, esperando ir cosechando meses después el fruto del año.
    Y hace la diferencia. Nosotros somos la tierra y los propósitos esa simiente. Puede que, abatidos desde el principio, nos demos por vencidos bajo el argumento de que la tierra es la misma y nada cambiará, por tanto. Pero no somos realmente inerte barro, estamos hechos de inteligencia y voluntad. ¿Por qué no vamos a poder extendernos a cosas nuevas? ¿Por qué estamos determinados?

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  3. Creo que no somos pocos los que quedamos marcados por los inicios de curso y sus vacaciones. Así es como realmente jalono yo el año; porque es con los nuevos libros, nuevos profesores y, muchas veces, nuevos compañeros como se señala una distinta etapa y... categoría, en muchos casos. ¡El inicio de curso sí qué es determinante!
    La siembra está hecha, dafd. A regar y retirar las malas hierbas toca ahora.
    Saludos.

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  4. Este post dedicado a septiembre tiene un destello poético y práctico a la vez. Uno se propone hacer lo mejor que uno pueda. Y sin embargo, muchas veces la realidad coge otro rumbo, oro camino, otro destino. Pero es cierto, septiembre nos hace volvernos más interiores, para recibir el otoño y estar preparados para el invierno. Los ciclos junto con la disciplina que le otorguemos, van evolucionando poco a poco, hasta recoger la simiente. Y en ese trabajo estamos muchos. Saludos Demián.

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