Hace unas semanas, una dosimetrista de mediana edad, regordeta y muy vivaracha recibe en el trabajo un impresionante ramo de flores de su marido. La secretaria que recoge el pedido se lo pasa con admiración y le pregunta por qué es.
-Estoy tan sorprendida como tú - dice la dosimetrista - No es el aniversario, ni mi cumpleaños, ni nada que se me ocurra.
-Sabes qué es entonces ¿no? - contesta la secretaria.
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