He aquí la primera entrega de la sección de paseos por Glasgow que anuncié hace tiempo.
Hyndland es un afluente barrio eduardiano en el West End. La mayoría de los edificios son lo que en Escocia llaman "tenements", que literalmente significa "alquileres" pero que aquí se refiere a bloques de pisos construidos en el siglo XIX con escalera central común y tres o cuatro plantas.
Los tenements suelen ser de piedra arcillosa y techos altos. Entre los estudiantes y gente de escasos recursos, vivir en un piso de estos significa sufrir corrientes de aire por las ventanas mal selladas y frío por el costo de la calefacción. En Hynland, basta fijarse en algunas casas, o en los coches aparcados para ver que no es así.
Y es que "los ricos también lloran", pero no de frío.
Algunas casas se decoran con motivos de la Grecia clásica o Egipto, reminiscencias de imperios a los que el británico imitaba cuando fueron construidas.
Hyndland tiene pocos comercios, pero muy estéticos. Jelly Hill es una cafetería cara, de comida mejorable, pero muy popular entre los residentes que gustan de ver y dejarse ver.
En Glasgow no gustan excesivamente las grandes cadenas internacionales de tiendas. Así, incluso en barrios exclusivos, se encuentran multitud de negocios familiares. Por estas calles se ve con frecuencia al actor de Hollywood y residente de Hyndland Robert Carlyle.
En la imagen anterior está Peckhams, una sucursal de una conocida delicatessen de Glasgow. La tienda tiene su encanto, pero el protagonista de la siguiente foto no es el comercio, sino lo que está encima...
Mirando con atención la planta de arriba (o ampliando la imagen con el ratón) se vé un peluche. Desde hace más de treinta años, una familia vivía en ese piso. Durante todo ese tiempo, un osito Paddington ocupó siempre la ventana. Hace unos cinco años la familia se fue, con el oso. Los nuevos habitantes vaciaron la ventana al llegar, pero muchos vecinos comentaban la falta del peluche. En un alarde de simpatía hacia su nuevo barrio, los nuevos residentes rescataron a Paddington, pero con una diferencia: ahora el oso pone en la ventana dibujos de los sitios en los que ha estado y ha cambiado su sempiterna gabardina por todo tipo de modelos. El día que saqué esta foto llevababa camiseta de Superman, pero el viernes lo vi de albornoz rosa.
Ummm... Maldita sea... Conozco tu blog porque tú conoces el nuestro y haces que me invada la 'morriña'...
ResponderEliminarConocí a Rufián hace un año, cuando él estaba abandonado y yo un tanto perdido, el año anterior estuve más perdido aún, como el aún más anterior en Chicago... Y sintiéndome muy diferente a los seis veranos anteriores, en lo que estuve trabajando en "The Assembly Rooms" en Edimburgo...
Y ahora, leyendo tu entrada sobre Hynland, no puedo evitar acordarme de mis veranos en Escocia, de Marchmont, un barrio de 'tenements' junto a la Universidad y sus 'Meadows' en el que me alojé varias veces...
Y ya sé que, tal vez, Edimburgo no es tan 'escocesa' como Glasgow, y que agosto en Edimburgo es un poco irreal y más trabajando como 'Front of House' en el fesival (qué quieres que diga, me sentía especialmente capacitado para un trabajo que consistía en sonreír, saludar, señalar dónde estaban todos los sinónimos posibles de servicio y ver teatro rodeado de compañeras postadolescentes y rubias)... Pero no he podido evitar acordarme de Edimburgo, del viaje a las Orkney Islands a visitar a mi amigo Finn y su familia, de regresar a casa por la noche hablando con el taxista en los taxis que me pagaba el teatro, de sus calles de piedra, de mi Fish&Chips favorito, de mi último verano allí naufragando en una relación sntimental naufragante...
Algunas veces he pensado en ir durante más tiempo, en conocer Escocia de verdad, también con sus inviernos... Y si mi formación como filólogo hispánico no lo provoca... tal vez, al menos, mi viaje con Rufián pueda ser una pequeña solución... Y, bueno, también estará bien que Rufián, como buen setter escocés, conozca la tierra de sus ancestros...
Con respecto a las vacunas no habrá problemas (ya sé que en el Reino Unido son un poco pejigueros para esto de los animales, algo que tenía más razón de ser antes que ahora), pero tendré que mirar lo de las ventanas (aunque, como con la personas, no se recomienda hacer para evitar posibles problemas con los ojos)... Incluso las normativas europeas, porque a mí me apetecía llevarlo en el asiento del copiloto (salvo si aparece una copilota antes)... :-)
Un saludo y un lametón,
Rufián y Nacho
Hola Rufián y Nacho, me alegra mucho veros por aquí. Ese comentario es todo un regalo.
ResponderEliminarRufián tiene que venir, no solo por compartir los recuerdos de un amo que lo quiere, sino por las ovejas, las ardillas, correr por los parques... y naturalmente, codearse con las nuevas camadas derivadas de sus antepasados. :-)